El conservadurismo a la luz de Russell Amos Kirk…es hora de tomar conciencia.

En un mundo en constante cambio, donde las ideologías se transforman y las políticas evolucionan a un ritmo vertiginoso, el conservadurismo se presenta como una filosofía que busca anclar sus raíces en principios duraderos y probados por el tiempo. Russell Amos Kirk, una de las figuras más influyentes del pensamiento conservador del siglo XX, articuló diez principios que forman la columna vertebral de esta visión. Estos principios no solo ofrecen una guía para entender y aplicar el conservadurismo, sino que también proporcionan una reflexión profunda sobre la naturaleza humana, la sociedad y el orden moral. En este articulo exploraremos cada uno de estos principios, analizando su importancia y relevancia en el contexto del movimiento conservador actual. A través de esta exploración, veremos cómo las ideas de Kirk continúan siendo una brújula vital para aquellos que buscan un equilibrio entre el cambio y la continuidad, la diversidad y la cohesión, la libertad y la responsabilidad.

Kirk nos dejó una herencia intelectual profunda y reflexiva sobre lo que significa ser conservador. Para muchos, el conservadurismo es solo una etiqueta política, pero para Kirk era una filosofía de vida, un conjunto de principios que guían nuestra forma de entender y actuar en el mundo. Vamos, de forma breve, a compartir y reflexionar sobre estos diez principios conservadores que él planteó.

“El verdadero progreso consiste en el movimiento de la humanidad hacia la comprensión de las normas y hacia la conformidad con ellas. La verdadera decadencia consiste en el alejamiento de la humanidad de la comprensión de las normas y de la obediencia a las mismas.” – Russell Amos Kirk

  1. Creencia en un orden trascendente o cuerpo de leyes naturales.

Este principio es esencial para muchos conservadores modernos, quienes ven en la religión y en las tradiciones espirituales una fuente de valores y normas universales que trascienden el tiempo y las culturas. En un mundo donde el relativismo moral a menudo predomina, este principio proporciona una base sólida y común para la ética y la legislación. La defensa de la vida, la familia y la dignidad humana se basa en esta creencia en un orden moral objetivo.

  1. Afecto por la variedad y la diversidad de la humanidad.

Aunque el conservadurismo a veces se percibe erróneamente como monolítico y opuesto al cambio, en realidad valora profundamente la diversidad cultural y la riqueza que aporta a la sociedad. Hoy en día, esto se manifiesta en la defensa de las identidades locales, las lenguas minoritarias y las tradiciones culturales frente a la homogeneización global. La protección del patrimonio cultural y la promoción de una verdadera diversidad son aspectos clave.

  1. Convicción de que la civilización requiere órdenes y clases.

En el contexto actual, este principio se traduce en la defensa de instituciones que estructuran y estabilizan la sociedad, como la familia, la comunidad local y las organizaciones civiles. Los conservadores abogan por un orden social que reconozca la importancia de estas instituciones para el bienestar individual y colectivo, y critican las políticas que, según ellos, desintegran estos fundamentos.

  1. Creencia en la conexión entre la propiedad privada y la libertad.

La defensa de la propiedad privada sigue siendo un pilar central del conservadurismo contemporáneo. En un mundo donde las políticas económicas y las regulaciones pueden amenazar la propiedad privada, los conservadores argumentan que la capacidad de poseer y controlar propiedad es crucial para la libertad individual y la responsabilidad personal. Esto incluye tanto la propiedad de bienes materiales como la propiedad intelectual.

  1. Fe en la costumbre, la convención y la continuidad.

Este principio resuena con fuerza en los debates actuales sobre el cambio social y las reformas. Los conservadores a menudo defienden las instituciones y las tradiciones que consideran fundamentales para la cohesión social y la estabilidad. Esto incluye el sistema educativo, la justicia, y las costumbres sociales que han sido probadas y refinadas a lo largo del tiempo. La resistencia a los cambios radicales se basa en la creencia de que las costumbres y tradiciones contienen una sabiduría inherente que no debe ser descartada fácilmente.

  1. Reconocimiento de que el cambio y la reforma no son lo mismo que el progreso.

En un mundo obsesionado con la innovación y el progreso, este principio ofrece una perspectiva cautelosa. Los conservadores no están en contra del cambio per se, pero creen en evaluar cuidadosamente las implicaciones de las reformas. La idea es que el progreso real debe ser medido por su impacto positivo y sostenible en la sociedad, y no por el simple hecho de ser novedoso. Esta perspectiva es vital en debates sobre políticas sociales, económicas y tecnológicas.

  1. Convicción de que la libertad y la propiedad están interrelacionadas.

En la era digital, este principio adquiere nuevas dimensiones. La propiedad intelectual, la privacidad y los derechos digitales son áreas donde la intersección entre libertad y propiedad se vuelve crucial. Los conservadores modernos luchan por proteger estos derechos frente a la intromisión estatal y corporativa, defendiendo que, sin control sobre nuestra información y nuestras creaciones, nuestra libertad está en riesgo.

  1. Apreciación de los límites del poder humano.

Este principio fomenta una visión de humildad y moderación en la política y la tecnología. Los conservadores contemporáneos advierten sobre el exceso de confianza en el poder del estado y la tecnología para resolver todos los problemas sociales. Promueven la subsidiariedad, la idea de que los problemas deben ser manejados en el nivel más local posible, y que la intervención estatal debe ser limitada y bien considerada.

  1. Sospecha de la uniformidad y el igualitarismo radical.

En un tiempo de crecientes demandas por la igualdad total, los conservadores sostienen que la igualdad de oportunidades debe ser el objetivo, no la igualdad de resultados. Argumentan que las políticas de igualitarismo radical pueden llevar a la uniformidad y la mediocridad, sofocando la creatividad y la excelencia. Este principio se refleja en debates sobre educación, economía y derechos sociales.

  1. Fe en lo imperfecto.

Finalmente, este principio nos invita a aceptar la imperfección humana y a trabajar dentro de sus límites. En lugar de perseguir utopías inalcanzables, los conservadores abogan por mejoras incrementales y realistas. Reconocen que las políticas deben estar basadas en una comprensión realista de la naturaleza humana y de las limitaciones inherentes a cualquier esfuerzo humano. Este enfoque pragmático es clave para desarrollar políticas sostenibles y efectivas.

“Occidente ha sido destrozado por el consumismo, la revolución sexual, la subcontratación, la urbanización y la centralización, todo ello defendido por los conservadores modernos como “el precio que debemos pagar” para vivir en un país libre y próspero. Están equivocados. Como argumentó Russell Kirk, la función principal del gobierno no es garantizar la seguridad material y el confort de sus ciudadanos. Se trata más bien de evitar la inmoralidad y la anarquía social.” – Michael Warren Davis

En conclusión, los principios de Russell Kirk siguen siendo relevantes y vitales para el movimiento conservador moderno. Proporcionan un marco coherente y profundo para abordar los desafíos contemporáneos con una perspectiva que valora la continuidad, la diversidad, y la sabiduría acumulada. En un mundo en constante cambio, estos principios ofrecen una guía estable y reflexiva para navegar las complejidades de la vida moderna.