“En política, lo que parece no es, y lo que es, no parece.” – Francisco De Quevedo y Villegas
La política no es un ejercicio improvisado ni un desfile de buenas intenciones. Es un juego de estrategia donde cada movimiento debe ser calculado con antelación, considerando no solo el presente, sino también el futuro y las reacciones de los distintos actores involucrados. Para aquellos que no están familiarizados con su dinámica, la política puede parecer caótica, lenta o incluso desconectada de la realidad. Sin embargo, al igual que en el ajedrez, cada decisión tomada en el gobierno responde a una lógica específica y a una estrategia que muchas veces no es evidente para el espectador casual.
El paralelismo entre la política y el ajedrez
El ajedrez es un juego donde la paciencia, la planificación y la anticipación definen el éxito o el fracaso. Cada pieza tiene un rol específico y, aunque algunas son más poderosas que otras, todas contribuyen al objetivo final: ganar la partida. Lo mismo ocurre en la política. Un presidente, gobernador o legislador no puede actuar sin considerar el impacto de sus decisiones, la oposición que enfrentará y los recursos disponibles para ejecutar sus planes.
Tomemos el ejemplo de la administración de Franklin D. Roosevelt y el New Deal en los Estados Unidos. Enfrentado a la Gran Depresión, Roosevelt no podía simplemente ordenar la reactivación de la economía sin una estrategia. En su lugar, implementó una serie de programas económicos y reformas que, aunque criticados en su momento, eventualmente lograron estabilizar el país. La Ley de Recuperación Industrial Nacional (NIRA) y la creación de la Administración de Obras Públicas (PWA) fueron movimientos cuidadosamente calculados para generar empleo y restaurar la confianza en el gobierno.
En el ajedrez, algunas jugadas pueden parecer inofensivas o incluso erróneas para el espectador inexperto. Sin embargo, un maestro del juego entiende que el verdadero impacto de una movida se revela con el tiempo. Lo mismo ocurre en la política: decisiones impopulares en el corto plazo pueden ser necesarias para alcanzar un beneficio mayor a largo plazo.
El tiempo y la percepción de la inacción
Uno de los errores más comunes entre quienes analizan la política sin experiencia es confundir la estrategia con la inacción. Los tiempos de la política no son los mismos que los de la opinión pública. La implementación de leyes, reformas o cambios estructurales requiere de consensos, evaluaciones y logística.
Por ejemplo, cuando Ronald Reagan asumió la presidencia en 1981, heredó una economía en crisis con una inflación elevada y un crecimiento estancado. En lugar de actuar de manera precipitada, implementó una estrategia económica basada en la reducción de impuestos, la desregulación y el fortalecimiento del sector privado. Aunque al principio hubo resistencia y críticas severas, a largo plazo su plan ayudó a revitalizar la economía estadounidense, demostrando que la paciencia y la estrategia son esenciales en la gobernanza.
Las decisiones impopulares pero necesarias
Muchos gobiernos han tenido que tomar decisiones impopulares que, en retrospectiva, resultaron esenciales para la estabilidad de sus países. Un ejemplo claro es el gobierno de Richard Nixon y su decisión de abandonar el Patrón Oro en 1971. En su momento, la medida fue vista como una admisión de debilidad económica y generó críticas severas. Sin embargo, al desvincular al dólar del oro, Nixon logró mayor flexibilidad para enfrentar los problemas económicos de la década y sentó las bases del sistema monetario moderno.
De la misma manera, la administración de Ronald Reagan tomó decisiones económicas en los 80 que fueron severamente criticadas en el corto plazo, como la reducción de impuestos bajo la teoría del “trickle-down economics”. Aunque los efectos de estas políticas siguen siendo debatidos, es innegable que marcaron el rumbo económico de Estados Unidos por décadas.
El desconocimiento de los no iniciados
El problema con el análisis político superficial es que rara vez considera los factores ocultos detrás de una decisión. Muchas críticas provienen de personas que
desconocen los procesos de política pública, los cálculos económicos y las negociaciones que ocurren tras bastidores. Los analistas de televisión, columnistas de opinión e incluso ciudadanos en redes sociales emiten juicios sin tener acceso a la información real de lo que sucede en los círculos de poder.
En el ajedrez, una persona sin entrenamiento puede mirar un juego y no comprender por qué un gran maestro sacrifica una pieza clave. Para el inexperto, parece un error, pero para el jugador experto, es un movimiento estratégico que allana el camino para la victoria. Lo mismo sucede en la política.
Un claro ejemplo de esto fue la orden ejecutiva de Donald Trump en 2018 que impuso aranceles a las importaciones de acero y aluminio. Muchos lo vieron como una medida proteccionista y errónea, pero dentro de la estrategia de su administración, buscaba presionar a China y renegociar acuerdos comerciales. Más adelante, en 2025, la administración Trump reinstauró un arancel del 25% sobre todas las importaciones de acero y aumentó los aranceles al aluminio del 10% al 25%. Estas medidas provocaron respuestas significativas de socios comerciales. Por ejemplo, la Unión Europea anunció contramedidas valoradas en 26.000 millones de euros, afectando productos estadounidenses como embarcaciones, bourbon, “mahones” Levi’s y motoras Harley-Davidson. Aunque los aranceles buscaban proteger la industria nacional, también provocaron aumentos en los costos de producción para sectores dependientes de estos metales, lo que llevó a incrementos en los precios para los consumidores y tensiones en las relaciones comerciales internacionales. Pero ¿entendemos la razón, la estrategia?
El papel de los “influencers” y comunicadores en la política
En la era de las redes sociales, las opiniones políticas ya no son exclusivas de los analistas especializados o de los medios tradicionales. Los influencers y comunicadores con grandes y pequeñas plataformas tienen un poder significativo sobre la percepción pública. Sin embargo, este poder conlleva una gran responsabilidad, ya que la falta de experiencia real, la ausencia de una visión estratégica y la deshonestidad intelectual pueden distorsionar la realidad y desinformar a sus seguidores.
Es común que algunas figuras públicas, con el fin de ganar seguidores o mantener una narrativa atractiva, emitan juicios simplistas sobre decisiones gubernamentales complejas. Estos análisis superficiales pueden generar una percepción errónea en el público, provocando indignación sin fundamento o fomentando posturas radicales que carecen de sustento en la realidad política y económica.
La manipulación del discurso a través de mensajes sesgados ya sea por ignorancia o por intereses personales, puede convertirse en un problema serio cuando los seguidores adoptan estas posturas sin cuestionarlas ni contrastarlas con fuentes confiables. Es fundamental que el pueblo aprenda a escuchar y analizar de manera crítica, priorizando aquellos análisis que no tengan agendas ocultas y que se basen en datos verificables en lugar de simples especulaciones u opiniones disfrazadas de hechos. La responsabilidad de informarse recae en cada ciudadano, quien debe ser capaz de discernir entre información objetiva y propaganda manipulada.
Resumiendo, la política es un tablero de ajedrez donde cada jugada tiene un propósito, aunque no siempre sea evidente de inmediato. Los gobiernos deben actuar con estrategia, pensando no solo en las reacciones inmediatas, sino en las consecuencias a largo plazo. La crítica política es esencial para la democracia, pero debe ser informada y considerar que muchas decisiones que parecen ilógicas o erróneas pueden tener razones estratégicas que solo el tiempo revelará.
¿Te interesa el entender más sobre la estrategia, el ajedrez y su relación con la política?
Libros y artículos sobre ajedrez y estrategia política
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Brzezinski, Z. (1997). El gran tablero mundial: La supremacía estadounidense y sus imperativos geoestratégicos.
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Garibay Camarena, G. (2019). Cómo jugar al ajedrez sin dados: Un manual para leer la política y entender a los políticos.
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Cerdà, P. (2021). El peón.
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Gutiérrez-Rubí, A. (2015). El ajedrez y la política. Artículo en línea.
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Serbin Bartosch, A. (2019). El ajedrez estratégico en Eurasia.

