Teoría de la liberación vs conservadurismo

Lejos de pretender imponer visiones y posturas personales, intentaré en esta columna de opinión, brindar una mirada lo más sencilla y digerida posible de un tema en extremo denso que tiene interpretación conveniente según el lente con el que se mire. Siempre he sido y seré una abanderada de la pedagogía política, la política es un tópico en extremo delicado que por no entenderlo ha producido crisis históricas imposibles en algunos casos de manejar.

He destacado siempre la vital importancia de en manos de quien están los movimientos sociales, ideas y postulados. El protagonismo de las historias siempre define el futuro y por aquí viene un poco lo que intentaré analizar en esta oportunidad.

La teoría de la liberación se origina de manera formal según records para el año 1962, integrada por varias vertientes católicas y protestantes. Esta teoría considera que el Evangelio exige que como preferencia o prioridad se tengan siempre a los más pobres y que debe recurrirse a las ciencias humanas y sociales para ello.

Ésta teoría tiene sus raíces en la era nazi, año 1920 para ser más precisos, con un grupo de pastores protestantes suizos, como Karl Barth, y alemanes, como Emil Brunner Dietrich Bonhoeffer y Martin Niemöller, datos determinantes que definirán eventualmente todo lo relacionado con esta teoría que en la actualidad es la protagonista de muchos debates.

Ésta teoría encuentra inspiración de importancia las prácticas pastorales y textos teológicos aparecidos en Francia desde la década de 1930, donde se constituyen los movimientos conocidos como Nouvelle Théologie (Nueva Teología) y de los “sacerdotes obreros”. Durante la década de 1930 se dedicaron a hacer reformas con interpretaciones personales de teología, partiendo de principios de corte socialista, los cuales les costaron a sus promotores persecución política de manos de aquellos que sabían y comprendían a cabalidad la inmoralidad y distorsión ideológica que se habría ejecutado.

Esto fue evolucionando y masificándose, hasta convertirse en firmes convicciones que ya se vivían con total normalidad en países como Francia, donde los ahora no solo se hablaba de “pastores” obreros, sino que se incluiría en la conversación a “sacerdotes” obreros, mujeres y laicos de forma activa y oficialmente se le conocería como el Movimiento Francés de la Nueva Teología.

Se mezcló iglesia con ideología política de izquierda, sin más.

Dentro de la terminología jamás se desvincularon las palabras: pobres, oprimidos, obreros, luchas y todas las propias de este lado del abanico político.

Para 1950 es abiertamente censurado el movimiento francés de la Nueva Teología, puesto que, de promover veladamente pensamientos de izquierda, pasaron a ser una estructura ideológica comunista. Algo inaceptable, y para el momentum histórico que se vivía, mucho más.

Este movimiento continuó creciendo y profundizándose en su estructura ideológica, se enfocaron posteriormente en los derechos civiles, momento cuando Martin Luther King se erige como líder en estas gestas.

Para julio de 1979 triunfa la revolución sandinista en Nicaragua con una importante intervención de la Iglesia católica nicaragüense comprometida con la teología de la liberación, lo que puede darle a usted estimado lector a este punto, un panorama bastante claro y elocuente de los postulados, bases y gestas de quienes defienden y hacen activismo en nombre de esta teoría.

Y ¿Cómo comparamos el conservadurismo con esta teoría de la liberación?

La forma más sencilla en la que podría comparar ambas posturas, es que son como esos medios hermanos, que tienen en común uno de sus padres, pero que en realidad no se parecen en su carácter en absolutamente nada.

En este caso particular, tienen como punto en común a Jesucristo y sus enseñanzas, pero cada hermano interpretó como quiso las mismas.

A diferencia de la teoría de la liberación que tiene una postura colectivista y conformista, en el conservadurismo siempre se habla de méritos y valores, de excelencia y desarrollo individual del individuo y la protección de sus libertades.

El conservadurismo tiene su origen en 1819 lo cual ha permitido una evolución de esta postura en un momento histórico muy distinto, lo cual nos retrotrae a aquello que señalaba de las personas y momentos del liderazgo histórico y cómo puede afectar al futuro.

Jamás podrá ser igual una historia contada y vivida en momentos y con voces diferentes.

Y aunque Francia tiene un papel protagonista con ambas posturas, el momento en que ocurre el nacimiento de cada una fue vital para conducir su visión de lo que posteriormente se formalizó como su estructura.

En la actualidad el conservadurismo se ha moldeado a la emergencia mundial que ha provocado la Agenda 2030. En un principio solo se mencionaba a cristianos y católicos, porque eso fue su origen, sin embargo, el mundo ha cambiado y evolucionado. En la actualidad arropa a ateos, judíos y otros grupos que creen y entienden firmemente en los principios que defiende esta postura que siempre me atrevo a llamarle una cosmovisión.

El conservadurismo tiene 10 principios a saber:

  1. El conservador cree en la existencia de un orden moral perdurable
  2. El conservador abraza las costumbres, las convenciones y la continuidad
  3. Los conservadores creen en lo que podríamos llamar el principio normativo
  4. Los conservadores se guían por el principio de la prudencia
  5. Los conservadores atienden al principio de la diversidad
  6. Los conservadores evitan los excesos, dado su apego al principio de la imperfectibilidad
  7. Los conservadores están convencidos de que la propiedad y la libertad están inseparablemente conectadas
  8. Los conservadores apoyan las comunidades voluntariamente consentidas, en la misma medida en que se oponen al colectivismo involuntario
  9. Los conservadores entienden que es necesario poner prudente freno al poder y las pasiones humanas
  10. Los conservadores inteligentes comprenden que una sociedad vigorosa requiere el reconocimiento y conciliación de lo permanente y lo mutable

El conservadurismo actual, debido a la emergencia ocasionada por la Agenda 2030, se vio obligado a combatir y volcarse a debatir con la tozudez progresista al pretender imponer, con violencia además, su visión. Esto ha hecho que cada conversación se circunscriba meramente en datos. Datos que reflejan la historia, pero los hechos no pueden dejarse a un lado, y es aquí donde entra la Teoría de la Liberación y capitaliza el descontento que puede producirse cuando desde el conservadurismo no se cede y se fija en la postura única de defender datos.

Mientras unos hablan de pobreza empobreciendo a los demás, otros hablan de crecimiento, progreso, trabajo, y libertad para ejercerlo. Contrario a lo que muchos aseveran, el conservadurismo sí tiene el progreso en su estructura, pero es un progreso dentro de sus valores, y siempre para mejorar, en tiempos y formas distintas a las que pretende el progresismo, primo hermano de la Teoría de la Liberación.

De la misma forma, el conservadurismo siempre tiene en cuenta a los pobres, pero a diferencia de la Teoría de la Liberación, no los revictimiza ni asume que los ricos deben ser satanizados por serlo, por el contrario, le da el poder a cada individuo desde la libertad a su desarrollo personal, así como al de su economía.

El debate con estos y otros temas es más que nunca necesario. Con las herramientas y data que se tiene en la actualidad, es imperativo que las ideas fluyan y se de una sana evolución. La ignorancia no es opción en este momento de la historia.

El resentimiento nunca más debe tener protagonismo, las consecuencias son hoy nuestro presente.