¿Y si Noé viviera hoy?

“La fe no cancela la razón. Pero la ideología puede cancelar la fe.” – Daniel Marte, PhD.

Cuando la crítica reemplaza la fe y la teología se vuelve trinchera

¿Y si la historia de Noé ocurriera hoy? En medio de foros, colectivos, redes sociales, hashtags y discusiones teológicas encendidas. ¿Y si, en lugar de cortar madera, Noé hubiera tenido que presentar su proyecto ante una mesa interdisciplinaria con enfoque descolonizador, validación comunitaria y perspectiva de género animal?

¿Hubiera logrado construir el arca o se habría quedado atrapado en el pantano de la sospecha ideológica?

La respuesta dice mucho sobre nuestros tiempos.

Cuando la liberación se vuelve sospecha de todo

La teología de la liberación nació con una intención noble: devolverles la voz a los pobres, poner a Dios del lado del oprimido, y denunciar la injusticia estructural. Todo eso está en la Biblia. Isaías 1:17 lo dice claro:

“Aprended a hacer el bien; buscad la justicia, restituid al agraviado…”

Jesús no fue neutral. Confrontó estructuras de poder, denunció a los hipócritas del templo, y defendió a los que eran ignorados.

Hasta ahí, vamos bien.

Pero en algunos sectores, esta teología ha mutado. De herramienta profética, pasó a ser una trinchera ideológica. Una lógica de oposición permanente donde todo es sospechoso, todo es político, todo es opresivo, incluso Dios.

Y así, todo mensaje que no encaje con el marco ideológico dominante es tachado de alienante, “funcional al sistema”, o peor aún, “teología burguesa”, “clasista”.

¿Y la fe? ¿Y la obediencia? ¿Y si en nuestra cruzada contra todo lo que suena antiguo, nos estamos oponiendo a lo que Dios quiere hacer?

Críticos de todo, constructores de nada

Imaginemos a Noé hoy. Recibe la instrucción:

“Hazte un arca.”

Pero antes de actuar, le responden desde un grupo de teólogos militantes:

“¿Es un proyecto horizontal? ¿Quién tomó esa decisión? ¿Los animales son simbólicos o representan sectores marginados? ¿Por qué salvarlos a ellos y no a las víctimas del sistema?

Y ahí queda Noé, con su martillo en la mano, paralizado por el miedo a ser acusado de “obediencia sin conciencia crítica”.

La Biblia nos advierte contra esto. En Mateo 23:4, Jesús denuncia a los que solo saben cargar culpas sin ayudar a nadie:

“Atan cargas pesadas y difíciles de llevar, y las ponen sobre los hombros de los hombres; pero ellos ni con un dedo quieren moverlas.”

Hoy lo diríamos así: “Critican los botes ajenos, pero no inflan ni un salvavidas.”

Fe no es pasividad, pero tampoco es ideología

Noé no fue un tonto obediente. Fue un hombre de fe.

“Por la fe Noé… con temor preparó el arca” (Hebreos 11:7)

Actuó sin saber todo. Pero confió en quien se lo pedía. Y esa confianza salvó vidas.

Hoy, en cambio, muchos prefieren esperar a tener una teoría aprobada por asamblea antes de mover un dedo. Nos volvimos expertos en el “sí, pero…”, “esto tiene matices”, y el “no es tan simple”. Y a veces, es cierto. Pero otras, es excusa para no hacer nada.

Porque el Reino no se construye con sospecha, sino con fe activa.

Y cuidado: cuando todo se interpreta desde la política, se pierde lo espiritual. Cuando todo es “lectura desde abajo”, se olvida que Dios también habla desde arriba. No desde el poder opresor, sino desde su soberanía, que no siempre nos consulta antes de actuar.

Cuidado con luchar contra Dios

En Hechos 5, cuando querían callar a los apóstoles, Gamaliel, un fariseo sabio, dijo:

“Si esto es de Dios, no lo podréis destruir; no seáis tal vez hallados luchando contra Dios.” (Hechos 5:39)

¿Cuántas veces, en nombre de la justicia, hemos terminado resistiendo al mismo Dios que decimos defender?

No todo lo que suena antiguo es opresivo. No todo lo que pide obediencia es manipulación. Hay mandatos que no entendemos porque no son nuestros, y por eso mismo, requieren fe.

Lo pastoral: discernir sin bloquear

Como pastores, líderes o creyentes comprometidos, estamos llamados a buscar justicia, sí. Pero también a tener el oído atento a lo que Dios está diciendo, aunque no encaje con la retórica del momento.

La fe no cancela la razón. Pero la ideología puede cancelar la fe.

Noé no pasó por todos los filtros sociales de su época. Construyó. Y gracias a eso, el plan de Dios avanzó.

Hoy, necesitamos gente que escuche a Dios más que a los algoritmos. Que no tenga miedo de construir arcas en medio de burlas. Que proteste, pero también proponga. Que critique, pero también cargue madera.

Arcas, fe y un poco de coraje

¿Hubiera Noé construido el arca en esta época?
Tal vez con un equipo de comunicaciones, un plan de mitigación y protestas a su alrededor. Pero sí. La habría construido.

Porque hay momentos donde obedecer a Dios no es solo un acto de fe. Es un acto de resistencia frente a la confusión del mundo. Y también frente a las modas teológicas que critican todo… y salvan a nadie.

El Reino necesita voces proféticas. Pero también necesita constructores.
Hombres y mujeres que entiendan que a veces, obedecer es más revolucionario que protestar.

Y que cuando empiece a llover, será mejor estar dentro del arca… aunque haya sido construida sin consenso.